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Movilidad educativa: ¿el contexto determina nuestro futuro?


¿Hasta qué punto el origen educativo de los padres sigue marcando el camino educativo de la juventud?

Hoy más que nunca vale la pena analizar ese fondo social, los números no dejan clara la ruta. Aquí un recorrido sobre datos, movilidad y compromisos.

La movilidad educativa en números

El Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) documenta que, en 2024, “solo 15 de cada 100 jóvenes cuyos padres tienen máximo primaria llegaron a estudios profesionales”, mientras que esa cifra es cuatro veces mayor para hijos de padres con título universitario.

En palabras sencillas, la movilidad educativa significa avanzar más que la generación anterior. Y aunque en 2016 un 72 % lo lograba, en 2024 el porcentaje bajó a 67 % (elpais.com). Este retroceso es un aviso: la escuela sigue siendo clave, pero no todos tienen un pupitre asegurado.

Para el ciclo 2025-2026, COMIPEMS/ECOEMS estima atender a 340,229 aspirantes en la Zona Metropolitana de CDMX. Con el nuevo modelo, todos los egresados de secundaria tienen asegurado un lugar, salvo quienes buscan entrar a la UNAM o al IPN, donde sigue habiendo examen. Aun así, algunos quedarán inicialmente sin asignación y dependerán de reasignaciones posteriores.

“Si se destinan mayores recursos a quienes viven en desventaja económica y educativa, se reducirá la desigualdad de oportunidades” – CEEY. La propuesta: equilibrar la balanza con políticas públicas y docentes que compensen lo que el contexto no ofrece.

El maestro como contrapeso

Entonces, el docente en el aula se vuelve imprescindible ante la desigualdad. No por azar, un maestro bien formado puede cambiar el rumbo de un estudiante.

Aunque el contexto parezca determinante —como el nivel educativo de los padres—, los datos nos muestran que ese telón de fondo no define el destino, pero sí señala dónde hay que actuar con más fuerza.

Como bien concluye el CEEY: “Si se destinan mayores recursos a quienes viven en desventaja económica y educativa, se reducirá la desigualdad de oportunidades entre la población…” (El País, Centro de Estudios Espinosa Yglesias). El llamado para los tomadores de decisiones es urgente; se requieren compromisos educativos con sentido humano y justicia porque el futuro ya está aquí.

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