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Educación e Independencia: el origen de un derecho en México

Muchas veces, cuando pensamos en la Independencia de México, imaginamos batallas, héroes y constituciones. Pero en medio de esto, se gestó un cambio silencioso, igual de profundo: la forma en que entendemos la educación.

Durante la Colonia, enseñar era tarea de la Iglesia y estaba reservada casi exclusivamente a las élites criollas. Aprender a leer, escribir o estudiar ciencias era un privilegio. La gran mayoría del pueblo permanecía en el analfabetismo.

Con la Independencia, esta situación comenzó a transformarse. Los líderes insurgentes lo entendieron muy pronto: José María Morelos, en los Sentimientos de la Nación (1813), proclamó que “la instrucción será general”. Esa frase marcó el inicio de una nueva visión: la educación debía ser un derecho para todas y todos los mexicanos.

Tras 1821, el Estado asumió por primera vez la responsabilidad de organizar escuelas. Se introdujo el método lancasteriano, un sistema económico que permitía abrir escuelas primarias para cientos de niños con pocos recursos. Así nació el primer intento de alfabetización masiva en México.

Permeando por completo el espíritu independentista, la educación dejó de formar súbditos del rey para comenzar a formar ciudadanos de la república. En las aulas entraron nuevos contenidos: historia patria, símbolos nacionales, ciencias útiles y artes vinculadas con la identidad nacional. Instituciones como la Academia de San Carlos se convirtieron en espacios donde el arte servía al proyecto de nación.

¿El resultado inmediato? Limitado. El analfabetismo siguió siendo altísimo y la cobertura de las escuelas muy pequeña. Pero el legado es decisivo: la Independencia sembró la idea de que educar era deber del Estado y derecho de los mexicanos. Esa semilla germinaría con las reformas liberales del siglo XIX y terminaría por consolidarse en el sistema educativo nacional que hoy conocemos.

En otras palabras, si hoy hablamos de educación pública, gratuita y laica, es porque hace más de 200 años, en medio de la lucha por la libertad, se abrió la puerta para imaginarla.

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